martes, 9 de noviembre de 2010

Con la Iglesia hemos topado amigo Sancho 16-jun-2006

Hola gente:

Ayer... día 15 de junio del año del señor de 2006 resulta que ocurrió un acontecimiento digno de mención, resulta que tenia reconocimiento médico.

Para celebrar tan magno acontecimiento la madre naturaleza nos obsequio con una tormenta de las que hacen historia, resultado: dos líneas de metro fuera de juego y yo tardando 2 horas en hacer 6 Km.

 Pero como uno tiene recursos para todo fui capaz de llegar a la hora a la Pza. de Castilla, donde estaban los bomberos sacando agua de los vestíbulos de la estación del metro.

Después de pasar el reconocimiento médico con las consabidas recomendaciones que en mi caso son absolutamente innecesarias, ya que ni fumo, ni bebo, ni voy con mujeres malas habiéndolas buenas, decidí ir a coger el metro de vuelta a casa a Cuatro Caminos, ya que no me había traído el bañador para poder tomarlo  en Pza. de Castilla.
Mientras caminaba por Bravo Murillo me di cuenta de un pequeño detalle. Caritas Diocesana había aprovechado mi presencia en el centro de Madrid para montar su día anual de cuestación y de esa forma intentar sacarme la pasta...  Y casi lo logran.

Después de pasar haciéndome el sueco o el búlgaro por delante de un par de mesas de cuestación donde las señoronas lavan sus conciencias una vez al año, a la altura de Francos Rodríguez me asaltan dos monjitas armadas con dos peligrosas huchas. Tras intentar la huida, la más joven, en una perfecta y ensayada maniobra envolvente me corta la escapatoria, mientras que la de mayor edad, literalmente se engancha de mi brazo...
Ya no tenía escapatoria, había sido atrapado.
En un intento desesperado... apreté un poco el paso... pero fue inútil... la monja se había enganchado y no estaba dispuesta a dejarme ir de rositas.
Empezaron con su retahíla y yo ya tenía la mano rebuscando en mi bolsillo una moneda con la que pagar mi rescate, jolin... lo más pequeño eran dos euros, en fin, han tenido suerte, se van a llevar dos euros.
En eso estábamos, cuando la mayor de las monjitas me dice que ponga algo en la hucha por caridad, en ese momento la miro y mientras ya estaba a punto de soltar los dos euros en la hucha le digo que no es caridad, si no justicia lo que debe de pedir.
En ese mismo instante, la monjita empezó a ponerse congestionada, con los ojos saliéndose de las orbitas, creo que puso la mayor cara de odio que se puede poner y... con una mezcla de voz de rata y pito me llamo: ¡Comunista!

Menos mal que aun no había soltado los dos euros dentro de la hucha, y como yo debía tener cuernos, rabo, orejas de burro, y expelía líquidos repelentes la monja se soltó sola, yo salve los dos euros y me fui a tomar un perrito caliente a la cafetería Nebraska de Cuatro Caminos (algún día escribiré sobre esos perritos calientes) tengo también que decir que la monja joven miro a la vieja con cara de ¿Pero qué coño estás haciendo?

Moraleja:
Es evidente que la iglesia católica necesita un mundo lleno de pobres y a ser posible ignorantes, en caso contrario a mi no me habrían llamado comunista. Creo que lo consideran un gran insulto, en fin... qué le vamos a hacer. Por cierto, si Médicos del Mundo, o lo que sea sin fronteras, necesitan mis dos euros que se pongan en contacto conmigo, se los daré gustoso, ya que los salvé de las garras de la Iglesia.

Hasta otro día.

Yo, Diego

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